miércoles, 16 de diciembre de 2009

 Extremeño

 A mí n'amás me gusta...

¡A mí n'amás me gusta
que dali gustu al cuerpo!

Si yo fuera bien rico
jacía n'ámas eso:
jechalmi güenas siestas
embajo de los fresnos,
jartalmi de gaspachos
con güevos y poleos,
cascalmi güenos fritis
con bolas y pimientos,
mercar un güen caballo,
tenel un jornalero
que to mo lo jiciera
pa estalmi yo bien quieto,
andal bien jateao,
jechal cá instanti medio,
fumal de nuevi perras
y andalmi de paseo,
lo mesmo que los curas,
lo mesmo que los médicos...

Si yo fuera bien rico,
jacía n'amás eso,
¡que a mí n'amás me gusta
que dali gustu al cuerpo!

José Mª Gabriel y Galán

domingo, 6 de diciembre de 2009

El rey Almutamid 

 
Nanas de la cebolla

viernes, 10 de julio de 2009


Mi poeta

Si se pudiera elaborar una clasificación de los poetas del s.XX, ¿cuál diríamos que es el mejor? No tendría sentido decirlo. Pero hay uno que es irrenunciable: Antonio Machado. Quizá el más importante, ¿por qué?, porque importa a los españoles, aún setenta años despúes de su muerte.
Antonio Machado era un hombre sencillo, modesto, desaliñado, "ya conocéis mi torpe aliño indumentario", sin dinero, profesor provinciano sin puesto importante, para muchos sería un pobre hombre, pero habría que decir un pobre hombre...genial.
Quiero reflejar aquí la influencia que ejerció en él su estancia en Soria de 1907 a 1912. Aunque sevillano, después de Soria, Castilla estará presente en su poesía, será el centro sobre el que girará su obra.
Los años sorianos le marcaron para siempre. Llega a un profundo conocimiento de una ciudad, de un paisaje y de unas gentes que, ya para siempre, llevará en su pensamiento. En Soria tiene quizsás la experiencia más importante de su vida y que llevará para siempre en su corazón:
su amor por Leonor, un amor sincero, tierno, tímido, feliz y, finalmente, destrozado por la muerte. La conoció siendo casi una niña y le entró en el alma. Se casó con ella y en agosto de 1912 la perdió, cuando sólo tenía dieciocho años.
Machado habla de amor, sí,pero hay algo más profundo en su poesía que yo calificaría de enamorada. El amor no es tema, es la raíz, el corazón, el alma. El amor a la mujer, a la tierra, al paisaje, a las gentes.
Veamos ahora un ejemplo de esa identificación y unión del poeta con las tierras y gentes de Soria.


¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, oscuros encinares,
ariscos pedregales,calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,

tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo

del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,

grises alcores, cárdenas roquedas!


He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera

del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria - barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-.
Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas,
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero

conmigo vais, mi corazón os lleva!

¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria,
tardes tranquilas, montes de violeta,
alamedas del río, verde sueño

del suelo gris y de la parda tierra,
agria melancolía
de la de la ciudad decrépita,

me habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de ella?
¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene

de al
egría, de luz y de riqueza!

Este fragmento pertenece a "Campos de Soria", extenso poema, en nueve partes breves, en el que Antonio Machado llega a la cima como paisajista, con un estilo sencillo y sobrio, y con una estrofa escasamente sonora: la silva asonantada. Las diversas partes son  silvas asonantadas, a excepción de la VI (versos octosílabos consonantes con un tetrasílabo) y V (en silva consonante) . Los distintos fragmentos van evocando sucesivamente: el 1, la indecisa
primavera soriana; el 2, el paisaje visto desde la tierra; el 3, el paisaje visto desde la altura; el 4, los pobres labriegos trabajando la tierra, en otoño; el 5, refleja un drama rural y el invierno; el 6, la ciudad de Soria, venida a menos; el 7, sus sentimientos hacia aquellas tierras; el 8, exaltación de las riberas del Duero, donde alcanza la plenitud lírica; el 9, proclamción de su unión con las tierras sorianas y sus gentes. El texto aquí incluido corresponde a las partes VII, VIII y IX.






miércoles, 24 de junio de 2009


El tema de la muerte en la poesía lírica

El tema de la muerte ha sido presentado en la literatura, y sobre todo en la poesía lírica desde diversos ángulos, según las concepciones de las distintas épocas y de los poetas.
A raíz de la peste negra de 1348 que mató a un tercio de la población europea, se extendió una nueva actitud de comportamiento de las gentes: una invitación a disfrutar de la vida-carpe diem- que se desarrollará plenamente en el Renacimiento. Paralelamente a esta actitud se desarrolló también una corriente moralizante, pesimista que se refleja en la literatura y que tiene como objetivo el temor hacia la muerte, como enemiga del mundo, un poder deshumanizado que produce terror y ante la cual todos somos iguales: ella iguala a todos los seres humanos: concepción macabra e igualadora.
Como ya se ha dicho, a lo largo de la historia de la literatura se han tenido distintas concepciones de la muerte:

- a)La muerte aceptada.
- b)Esperanza de vida tras la muerte.
- c)La muerte como liberación.
- d)Visión estoica de la muerte.
- e)Rebelión contra el hecho de la muerte.

a) Frente a la visión macabra y deshumanizada de la muerte que se tenía en la Edad Media hay una evolución significativa con el paso del tiempo: la muerte no es algo terrorífico sino una experiencia ligada a la vida que por las creencias religiosas es aceptada.
b) En el siglo XV, Jorge Manrique personificó la muerte para que consolara a su padre y no le resultara tan amargo el trance de morir. En sus “Coplas a la muerte de su padre”, la muerte no es la figura macabra de la guadaña, sino que aparece con voz serena convenciendo al moribundo para que no oponga resistencia, porque le espera la vida de la fama y la vida eterna.

Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramaste
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganaste
por las manos;
y con esta confianza
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera
ganaréis.


c) La idea romántica de la vida, en la que los poetas se sienten fracasados, les lleva a desear la muerte como liberadora de esa vida absurda en la que ni se integran ni colma sus ideales. Ejemplo de Rosalía de Castro:

¿Por qué Dios piadoso,
por qué llaman crimen
ir en busca de la muerte que tarda,
cuando a uno esta vida
le cansa y le aflig
e.

c) Otros poetas muestran la falta de apego a los bienes materiales y sí disposición a aceptar la muerte cuando llegue, como un hecho natural. Como hace Machado en los últimos versos de su poema “Retrato”.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.


e) Se produce en los allegados al difunto un sentimiento de rebeldía angustiosa, como, por ejemplo, Miguel Hernández en su “Elegía a Ramón Sijé”.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

viernes, 19 de junio de 2009

La despedida

Aquel día  -estoy seguro-
me amaste con toda el alma.
Yo no sé por qué sería.
Tal vez porque me marchaba...

-Me vas a olvidar  -dijiste- .

Ay, tu ausencia será larga,
y ojos que no ven... Presente
Has de estar siempre en mi alma.

Ya lo verás cuando vuelva.

Te escribiré muchas cartas.
Adiós, adiós...  -Me entregaste
tu mano suave y rosada,

y, entre mis dedos, tu mano,

fría de emoción, temblaba.
...Sentí el roce de un anillo
como una promesa vaga...

Yo no me atreví a mirarte,

pero sin verte, notaba
que los ojos dulcemente
se te empañaban las lágrimas.

Me lo decía tu mano

en la mía abandonada,
y aquel estremecimiento
y aquel temblor de tu alma.

Ya nunca más me quisiste

como entonces, muda y pálida.
...Hacía apenas tres días
que eran novias nuestras almas.
                                         Gerardo Diego 

 

lunes, 8 de junio de 2009

El tema de la naturaleza en la poesía lírica

La concepción de la naturaleza que se ha tenido a lo largo de la historia ha experimentado una evolución en la poesía lírica de las distintas épocas.
Desde la antigüedad se describió la naturaleza como el locus amaenus,esto es, un lugar ideal un paisaje idílico para el amor y para la cura del mal de amores o para la reflexión y búsqueda de la serenidad del espíritu(Beatus ille de Horacio).La descripción de los elementos del paisaje adquiere una importancia grande:árboles, arroyos ,brisa,hiedra, pájaros,prados, hierba...
En el siglo XVI, en el Renacimiento, la naturaleza es, junto al hombre, el centro del universo y así lo reflejan los poetas, describiéndola con gran belleza. Garcilaso describe el paisaje recordando los momentos de idilio con la amada: Églogas); Fray Luis de León, en su Oda a la vida retirada, la ensalza como refugio para huir del ajetreo urbano y de las tensiones que se crean en la ciudad; para San Juan de la Cruz, como gran místico que es, en la belleza de la naturaleza se descubre la mano de Dios.
Durante el Romanticismo, siglo XIX, los poetas románticos entienden la naturaleza de forma distinta: aparece una naturaleza dinámica, agreste y en ocasiones violenta. No reflejan la belleza del paisaje ni la presencia de Dios, sino lo salvaje, violento de los fenómenos naturales: el mar bravío, la tormenta, las ruinas antiguas en las noche de luna y los cementerios, con seres misteriosos. El poeta se siente un ser extraño en una sociedad de la que se siente aislado y desesperado se identifica con esa naturaleza cuya violenta fuerza se parece a su espíritu atormentado.

Actividades
a) Indica en el fragmento de Garcilaso de la Vega los elementos del locus amaenus y explica el tipo de estrofa utilizado.

Cerca del Tajo, en soledad amena,
de verdes sauces hay una espesura,
toda de hiedra revestida y llena
que por el tronco va hasta la altura
y así la teje arriba y encadena
que el sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido,
alegrando la hierba y el oído.

b)Recita el poema de Gustavo Adolfo Bécquer.
Señala los paralelismos y las invocaciones.
Explica el significado de las metáforas resaltadas.
Localiza el poema en la obra del poeta.
Determina el tema.

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas
envuelto entre las sábanas de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas del huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego enciende las sangrientas
orlas, arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!

Llevadme, por piedad, adonde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo a quedarme
con mi dolor a solas!

c) Busca otros ejemplos de poemas en los que queden reflejadas las distintas concepciones de la naturaleza.

d) Escribe un poema describiendo las sensaciones que te produce la naturaleza o el paisaje.




domingo, 7 de junio de 2009

El Maestro

Patxi Andion

viernes, 5 de junio de 2009